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Arica, Chile — En medio de la campaña electoral para las elecciones de alcaldes, la ciudad de Arica se enfrenta a un dilema que ha generado indignación entre sus habitantes: la pésima gestión de la basura domiciliaria, que ha dejado calles y barrios en condiciones deplorables, contrasta con la intensa colocación de propaganda política que inunda las viviendas y espacios públicos sin mayor consideración.
Durante años, los ariqueños han denunciado la acumulación de basura en las calles, la falta de infraestructura adecuada para el manejo de desechos y la deficiencia en los servicios municipales de recolección. En varios sectores de la ciudad, contenedores desbordados y residuos esparcidos por las veredas son parte del paisaje cotidiano, afectando la calidad de vida de la población y exponiendo serios problemas de salubridad. A pesar de los múltiples reclamos, el tema no ha sido resuelto de manera efectiva, agravando el malestar social.
Sin embargo, lo que ha causado mayor molestia entre los vecinos es la proliferación de carteles y pancartas políticas que se han colocado en diversas viviendas y calles. Los habitantes denuncian que mientras los candidatos a la alcaldía y sus equipos de campaña parecen ignorar la suciedad y la pobreza en la que viven muchas familias, no tienen inconvenientes en colocar sus afiches en fachadas deterioradas o en zonas llenas de basura.
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“Es un insulto”, comenta Teresa Valdivia, vecina del sector norte de la ciudad. “Nos tienen viviendo entre basura, pero cuando se trata de colgar un cartel con su cara, no les importa cuán sucia o pobre esté la ciudad. La verdad es que para ellos somos importantes solo cuando necesitan nuestros votos, pero después desaparecen”.
Ante esta situación, el tema de la gestión de residuos se ha convertido en uno de los puntos centrales del debate electoral. Algunos candidatos han prometido una completa modernización del sistema de recolección y reciclaje, además de la implementación de programas educativos sobre el manejo de desechos. Sin embargo, muchos ciudadanos se mantienen escépticos, acusando a los políticos de hacer promesas vacías que no se traducen en soluciones reales una vez que llegan al poder.
Mientras tanto, la ciudad sigue enfrentando el problema de la basura, con ciudadanos frustrados que ven cómo la propaganda electoral cubre sus paredes sin que los problemas cotidianos que los afectan, como la falta de servicios básicos eficientes, reciban la atención que merecen.
Las elecciones de este año en Arica no solo definirán quién ocupará el cargo de alcalde, sino también el rumbo de una ciudad que clama por soluciones a largo plazo frente a una crisis de gestión que ha dejado huella en las calles y en la confianza de los votantes.