
(Créditos imagen: Foto de Wheaton Simis en Unsplash)
Una escuela, una ciudad, una región, y finalmente un país, se define por su gente, su cultura y su sociedad. Según sea el avance y el desarrollo de esta, los logros que alcance en el tiempo servirán como parámetro para medir el progreso o el retroceso que su historia refleja en consecuencia.
El deporte representa una actividad infalible para el bienestar físico y emocional del ser humano, que influye favorablemente en la salud y en su equilibrio orgánico. También es un estilo de vida para parte importante de la sociedad que convive con el deporte hasta el final de sus años. Los beneficios de practicar algún deporte son innegables e innumerables en extenso. Y estos se potencian cuando se desarrolla desde la infancia, en los niños y en el colegio. Poner énfasis en una enseñanza que asiente su base en el deporte continuo, desde el juego y el entretenimiento hará que se forme el interés natural en ellos y acentuado en quienes tengan el gusto y la capacidad por ejercerlo competitivamente. Esto podría ayudar a promover el deporte de manera sana, siempre que no sea por imposición u obligatoriedad, además fomentaría una “cultura deportiva” en nuestra sociedad que se vería reflejada en el desarrollo cognitivo de futuros niños, adolescentes y jóvenes, que desembocarían en adultos sanos y semilleros fértiles para obtener éxitos deportivos permanentes en nuestra tierra.
Muchas veces, leemos o nos enteramos localmente por escuetas notas sobre noticias deportivas escolares, que debieran titular un medio de comunicación, congratulando y elogiando esos logros, por pequeños que parezcan, pero logros al fin y al cabo que incentivan a todo aquel que lo haya obtenido, mas cuando se trata de escolares. Los niños son la semilla de futuro que deben ser valorados en todo momento y en todo su esplendor, para concebir con claridad el porvenir que anhelamos como sociedad, y para ello, el deporte es un pilar que debería contribuir a conseguirlo.
Es un secreto a voces que en este país los deportistas de élite llegan a conseguir sponsor después de mucho sacrificio y años de lucha por sus triunfos en total estado de abandono, con el único apoyo de su familia y cercanos. Cuando debería ser al revés, todo el soporte y el patrocinio debiera estar disponible en fondos deportivos en escuelas e instituciones públicas, apostando por esta iniciativa a posteriori, sin esperar retribuciones más que la complacencia que da la utilidad capital de lo invertido. Ningún deportista que representa a un país debiera sufrir para llegar a esa circunstancia, es más, debieran contar con todas las garantías para ejercer su actividad deportiva en todo lugar y momento de su formación, comenzando en su niñez y en espacios públicos de libre acceso.
Esperemos que la nueva generación de deportistas que se asoma, se acreciente en cantidad y en calidad, con el apoyo e inversión necesaria y constante de una política actualizada conforme a los requerimientos de estos tiempos, pensado para cosechar óptimos resultados en lo deportivo, en el desarrollo y en la mentalidad de estos niños y jóvenes que un día serán protagonistas del país venidero, y en la que una decisión de hoy podría cambiar la historia de ese mañana.
En tanto, compartimos aquí una opinión visionaria de lo que podría implementarse a nivel local, nacional, para formar “campeones estudiantiles” y “campeones nacionales”, que refuercen la historia deportiva con laureles y honores, representando a su colegio, a su ciudad, a su región, y a su país, finalmente.